Branding es todo. Es la persona que te atiende por teléfono, la que te recibe, la sensación que percibes al entrar a un local, al visitar una web.
Los colores corporativos, lo que percibes al ver el logo, la tipografía, lo que sientes cuando estás haciendo uso de un producto o servicio. Es lo que cuentas de ella a los demás, la forma en que la guardas en tus recuerdos. La experiencia.
Una marca debe ser consistente, coherente, que cada una de sus partes se «hablen entre sí», se respeten y sigan un mismo hilo conductor fiel a su esencia. Algo parecido a un puzzle, si las partes no encajan, no percibimos su imagen.
El Branding no es un gasto, es una inversión y prescindir de el, puede suponer un gran costo tanto en el momento de emprender como una vez ya consolidados en el mercado.
Hoy las personas ya no son embajadoras de la marca, son la marca. En este cambio de era debemos elegir entre miedo y confianza. No es suficiente con ser, hay que estar.
Y es que, es la marca, lo que realmente te diferencia.