Éxito: impulsar una gran idea en su mejor momento

Decía Víctor Hugo «no hay nada en el mundo tan poderoso como una idea cuyo momento ha llegado». Gary Flandro, un posgraduado del laboratorio JPL de la NASA descubrió, basándose en los estudios de Michael Minovich que en 1977 habría una conjunción planetaria que tan sólo sucede cada 176 años.

Ésto permitiría saltar de un planeta a otro aprovechando la gravedad. Teniendo en cuenta que una misión sin asistencia gravitatoria que use métodos de propulsión convencionales tardaría treinta años en llegar a Neptuno y usando esta maniobra, sólo necesitaría doce, podemos hacernos una idea de la magnitud del descubrimiento de Flandro.

Una sola sonda lanzada en 1976-1978 podría visitar Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno, o bien varias combinaciones de los mismos además de Plutón. La Nasa se puso a trabajar en el programa Voyager, para calcular el «momento justo» en el que la nave Voyager 1 debía salir para hacer el mayor «tour» de la historia. Su gemela, la Voyager 2 cartografió el sistema de nubes, vientos, tormentas de Júpiter; sobre Neptuno descubrió tres anillos y siete lunas, un campo magnético planetario y auroras complejas perfectamente distribuidas, entre otras cosas. Aprovechar la alineación de Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno aceleró épocas de descubrimiento.

Las ideas son importantes pero aún más trabajar sobre ellas. Qué problemas solucionan y cómo y cuándo implementarlas, es vital para evitar que pase ese «tiempo» y el coste de oportunidad consecuencia de ello. Y ésto, como tantos otros razonamientos es aplicable al mundo de los negocios, relaciones y a la vida misma.

Así que como decía Picasso: «Que la inspiración llegue no depende de mí, lo único que yo puedo hacer es ocuparme de que me pille trabajando».